Fuente: Ahora Digital.
Este 15 de abril, se conmemora 207 años de la Batalla de La Tablada, un hecho histórico para todos los tarijeños, ya que fue el inicio del rompimiento del yugo español colonial que se vivió en el país y en nuestra región por siglos. Se recuerda, pero no se festeja, Tarija esta sumida en una crisis económica por 10 años, debido a su bendición/maldición de ser una tierra rica en hidrocarburos, el gas como nuestro dinero se esfumo. Responsabilidad compartida entre autoridades políticas nacionales y locales, empresariado, representantes sociales y cívicos, y en realidad de cada uno de los que residimos y vivimos en este bello terruño.
Tarija, a pesar de todo, sigue siendo el principal departamento hidrocarburífero de Bolivia, del mismo salió alrededor de 39 mil millones de dólares solo en exportación de gas natural a Brasil y a la Argentina, representando el 68% de todo el gas boliviano exportado durante el periodo del 2005-2023. De los casi $us. 58.000 millones exportados como Bolivia a esos países vecinos, solo retorno al departamento alrededor del 10% en forma de renta petrolera, entre regalías e IDH principalmente. Aunque Tarija no recibió todo lo que realmente le correspondía, considerando los ingresos fiscales, divisas y recursos que generó para todo el país, ha administrado, principalmente en la época de bonanza hidrocarburífera, aproximadamente $us. 6.000 millones (2005-2023). Sin embargo, este dinero en su mayor parte se gastó, pero no se invirtió, eso se refleja en que no se establecieron polos de desarrollo, no se industrializo a gran escala y menos se diversifico nuestra economía, continuamos dependiendo de gran manera de la renta petrolera.
Pero no todo este perdido, a pesar de que Tarija fue el departamento que más decreció en su PIB el año 2022 (-6,22%) según datos del INE, tiene mucho potencial, sobre todo en turismo. La industria sin chimeneas no ha sido todavía ni medianamente explotada en la región, considerando que tiene diversos tipos de atractivos, desde religiosos, culturales, folclóricos, naturales y de toda índole, sobre todo tomando en cuenta que tiene diversidad de climas, paisajes y zonas geográficas que ofrecen una amplia gama de opciones para ser aprovechadas para atraer gente dentro y fuera del país.
Es aquí, que se debe considerar, tanto por el gobierno departamental y gobiernos municipales al turismo como una política pública de desarrollo, la cual debería ser integral y sostenible, donde la participación del sector privado es clave. Mas allá de asignar recursos, se debe establecer un plan estratégico donde se exploten el turismo urbano-rural de todo el departamento, donde haya llegada de visitantes los 365 días del año, no solo para la fiesta grande de San Roque o Chaguaya, carnaval, fiesta de la virgen de Guadalupe o para fin de año, sino que se aproveche hasta la semana santa para hacer turismo. Tenemos que, solo falta venderlo al mundo.
Aunque parezca increíble, Tarija tenía un crecimiento económico más grande que Santa Cruz e inclusive que Bolivia durante el 2001 al 2013, por ejemplo, el año 2005 crecimos un 25,42%. Lastimosamente, a partir del 2014, donde hubo el punto de quiebre, nuestra economía no ha parado de decrecer, en un franco proceso recesivo por su gran dependencia del sector hidrocarburífero. Durante el periodo 2014-2023, nuestras exportaciones de gas natural cayeron en un 75%, debido en parte por la declinación en nuestra producción hidrocarburífera, en un 60% durante este periodo. Del 2012 al 2023 nuestras regalías departamentales por gas natural cayeron en un 76%, y los ingresos por IDH en un 64%.
Estos datos demuestran nuestra gran dependencia de los ingresos hidrocarburíferos, anclados a un modelo primario exportador de décadas. Pero el camino para cortar este cordón umbilical no solo esta en el turismo, los vinos y singanis u otra rama económica, sino en hacer el cambio de chip en nuestro departamento. Se debe apostar a un desarrollo sostenible en base a la innovación, a la educación, ciencia y tecnología, dejar de pensar en exportar cuero, sino zapatos, como lo dijo alguna vez José Manuel Belgrano.
¡Tarija, se si puede!