Las personas que sufren depresión tienen mayor riesgo de padecer COVID prolongado, según expertos de Harvard

INFOBAE.

Un estudio publicado en la revista JAMA Psychiatry detectó un aumento del 45% en el riesgo de padecer Long COVID para aquellos que sufren angustia. Cuáles son los alcances de este hallazgo

Científicos de la Harvard Chan School analizaron cuál es el rol de los trastornos psicológicos en la presencia del Long COVID. Según detectaron en un artículo que fue publicado en JAMA Psychiatry, “la angustia psicológica, incluida la depresión, la ansiedad, la preocupación, el estrés percibido y la soledad, antes de la infección por COVID-19, se asoció con un mayor riesgo de COVID prolongado”. Incluso, esta predisposición se evidenció independiente del tabaquismo, el asma y otros comportamientos de salud o condiciones de salud física.

Mediante un comunicado, la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard advirtió la importancia de la salud mental en la aparición del COVID prolongado. “Nos sorprendió la fuerza con la que la angustia psicológica antes de una infección por COVID-19 se asoció con un mayor riesgo de COVID prolongado”, aseguró Siwen Wang, investigadora del Departamento de Nutrición de la Escuela Chan de Harvard.

“La angustia se asoció más fuertemente con el desarrollo de COVID prolongado que los factores de riesgo para la salud física como la obesidad, el asma y la hipertensión”, agregó la experta, quien lideró el estudio publicado en línea en JAMA Psychiatry.

Destacaron que “la enfermedad grave de COVID-19 aumenta el riesgo de una COVID prolongada, aunque las personas con casos leves de COVID-19 también pueden desarrollar una COVID prolongada (Getty)

Destacaron que “la enfermedad grave de COVID-19 aumenta el riesgo de una COVID prolongada, aunque las personas con casos leves de COVID-19 también pueden desarrollar una COVID prolongada (Getty)

Desde la reconocida institución académica, al hacer referencia a esta predisposición, señalaron que “los Centros para el Control de Enfermedades de EEUU afirmaron que alrededor del 20% de los adultos estadounidenses que han tenido COVID-19 han desarrollado COVID prolongado”, el cual se define como “experimentar síntomas relacionados con COVID-19, como fatiga, confusión mental o problemas respiratorios, cardíacos, síntomas neurológicos o digestivos durante más de cuatro semanas después de la infección”.

En ese sentido, destacaron que “la enfermedad grave de COVID-19 aumenta el riesgo de una COVID prolongada, aunque las personas con casos leves de COVID-19 también pueden desarrollar una COVID prolongada. Los síntomas, que pueden ser debilitantes, pueden durar meses o años, y se sabe poco sobre qué rasgos están relacionados con el desarrollo prolongado de COVID”.

En lo que se refiere a otras infecciones agudas del tracto respiratorio, como son la gripe o el resfriado común, “las condiciones de salud mental se asocian con una mayor gravedad y duración de los síntomas"

En lo que se refiere a otras infecciones agudas del tracto respiratorio, como son la gripe o el resfriado común, “las condiciones de salud mental se asocian con una mayor gravedad y duración de los síntomas»

Cuál es la relación de la salud mental con el COVID prolongado

Según la información emitida por Harvard, diversos estudios resaltaron que “la salud mental afecta los resultados de algunas enfermedades”. “La depresión y otras enfermedades mentales se han asociado con un mayor riesgo de una COVID-19 más grave, incluido el riesgo de hospitalización, que es un factor de riesgo de una COVID prolongada”, explicaron al respecto.

En tanto, en lo que se refiere a otras infecciones agudas del tracto respiratorio, como son la gripe o el resfriado común, “las condiciones de salud mental se asocian con una mayor gravedad y duración de los síntomas. Estudios anteriores también sugirieron que la angustia se asocia con síntomas crónicos después de la enfermedad de Lyme y en el síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia, que tienen síntomas similares a los de la COVID prolongada”.

“La angustia antes de la infección por COVID-19, incluida la depresión, la ansiedad, la preocupación, el estrés percibido y la soledad, se asoció con un 32% a 46% de mayor riesgo de COVID prolongado”

“La angustia antes de la infección por COVID-19, incluida la depresión, la ansiedad, la preocupación, el estrés percibido y la soledad, se asoció con un 32% a 46% de mayor riesgo de COVID prolongado”

Con el objetivo de conocer más en profundidad esta situación y la influencia de la angustia psicológica antes de la infección por COVID-19 para determinar las probabilidades de desarrollar long COVID, Wang y sus colegas analizaron a más de 54 000 personas en abril de 2020. Al inicio del estudio, los científicos le preguntaron a los participantes sobre su angustia psicológica. Durante el siguiente año, más de 3000 participantes contrajeron COVID-19. En ese momento, los investigadores los consultaron sobre sus síntomas y la duración de los mismos.

Según explicaron los investigadores, tras evaluar y comparar ambos grupos (quienes se contagiaron de quienes no lo hicieron), advirtieron que “la angustia antes de la infección por COVID-19, incluida la depresión, la ansiedad, la preocupación, el estrés percibido y la soledad, se asoció con un 32% a 46% de mayor riesgo de COVID prolongado”.

“Necesitamos considerar la salud psicológica además de la salud física como factores de riesgo de COVID-19 prolongado"

“Necesitamos considerar la salud psicológica además de la salud física como factores de riesgo de COVID-19 prolongado»

“Estos tipos de angustia psicológica también se asociaron con un riesgo entre un 15% y un 51% mayor de deterioro de la vida diaria debido a la larga duración de la COVID”, agregaron. “Hasta donde sabemos, este es el primer estudio prospectivo que muestra que una amplia gama de factores sociales y psicológicos son factores de riesgo para la larga duración de la COVID y el deterioro de la vida diaria debido a la larga duración de la COVID”, afirmó Andrea Roberts, autora principal del estudio y científica investigadora sénior en el Departamento de Salud Ambiental de la Harvard Chan School.

Es por eso que, para concluir, advirtió: “Necesitamos considerar la salud psicológica además de la salud física como factores de riesgo de COVID-19 prolongado. Estos resultados también refuerzan la necesidad de aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la salud mental y de brindar atención de salud mental a las personas que la necesitan, lo que incluye aumentar la oferta de médicos de salud mental y mejorar el acceso a la atención”. Además, de Wang y Roberts, participaron del estudio Luwei Quan, Jorge Chavarro, Natalie Slopen, Laura Kubzansky, Karestan Koenen y Marc Weisskopf.