EL DEBER.
Al menos 80.000 personas se movilizan todos los años de Beni para cosechar castaña de árboles milenarios que están en las áreas menos pobladas de Pando. El censo anterior no los tomó en cuenta
El Censo de Población y Vivienda de 2012 tuvo lugar en noviembre. Diez años después, el presidente Luis Arce también proyectó la gran encuesta nacional para ese mes. La fecha fue viable para el Instituto Nacional de Estadística (INE) hasta julio, cuando el operativo se postergó hasta 2024. Pero, “ese nunca fue un tiempo conveniente” para miles de familias que se desplazan, cada año, al monte amazónico de Beni y Pando para recolectar la apetecida castaña.
Así lo mencionó Julio Quette, el principal dirigente de los zafreros de Riberalta, la población beniana de más de 100.000 habitantes que siente el impacto de ese movimiento demográfico. “El censo de 2012 ha dejado mucho que desear, porque la mayor parte de la población de Ribertalta se censó en Pando o, simplemente, no fue contada. Esto, además, ha provocado pérdidas para varios municipios que tienen que responder por esas familias con atención médica y colegios”, explicó el dirigente en un contacto con EL DEBER.
La castaña es el segundo producto no tradicional que más exportaciones generó. Al primer semestre de este año, hubo ventas por $us 104 millones, según los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en base a los reportes del INE. Con ese indicador, se prevé que, con la próxima temporada de cosecha, se tenga una nueva cifra récord que supere a los $us 200 millones generados en 2018, hasta ahora el monto histórico de esta actividad.
Por eso, según Quette, se produce “un movimiento impresionante de personas”. Señaló que en 2021, unos 80.000 ciudadanos pasaron el río Madre de Dios. “Son familias enteras” que se adentran en las provincias Federico Román y Manuripi de Pando, “de donde sale el 60% de la exportación de castaña de Bolivia”. Lo triste es, remarcó el dirigente, “que no nos tomaron en cuenta ni si quiera con la mala experiencia de 2012 para la primera convocatoria al censo de 2021”. “Nosotros les hemos dicho después a los del INE que no garantizamos nuestro apoyo porque las familias tienen que entrar, es nuestra forma de vida, nuestra actividad”, apuntó el dirigente.
La recolección de la castaña comienza, en la práctica, en enero y se prolonga hasta marzo, pero para que eso suceda, los zafreros se instalan y forman comunidades temporales en medio de la selva amazónica desde el mes de noviembre. Sucede todos los años. Muchos van contratados por empresas beneficiadoras, cooperativas o empresarios individuales. En Riberalta operan 17 empresas dedicadas a la exportación de este producto que tiene demanda, especialmente en Europa. “La exportación y los zafreros los pone Beni y la castaña es de Pando”, reconoció Quette. El dirigente cree que este año habrá más de 100.000 las personas que ingresen a la zafra, porque hay buenos precios, “pero, los empresarios no quieren reconocerlo”. “Como organización de zafreros, nosotros dijimos que no garantizábamos el censo en noviembre. Hemos hecho una sugerencia al INE. La época sería a partir de marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre y octubre”, remarcó.
Razones
El gobernador de Beni, Alejandro Unzueta, pidió la postergación del censo a mediados de julio durante la sesión del Consejo Nacional de Autonomías. Argumentó que miles de personas no podían ser contadas en la amazonia por efecto de la cosecha anual de la castaña y, luego, por la llegada de las lluvias. Pero, cuando lo hizo, el INE ya había incumplido todos los plazos previstos en el Decreto 4546 que declaró a la encuesta nacional como “prioridad nacional”.
Tras la postergación, Unzueta aclaró que no había pedido que el diferimiento de prolongue por dos años como lo estableció luego el Decreto 4760 que ahora es rechazado en Santa Cruz. El gobernador paceño, Santos Quispe, reveló que el INE reportó que no había avances en la actualización de la cartografía, una etapa clave para que los encuestadores lleguen a los 3,8 millones de viviendas en todo el territorio nacional.
“Esas viviendas que se ven en el satélite, que eran casas de una planta en 2012, pueden ser edificios. Una buena cartografía ayuda a saber con exactitud la cantidad de familias. Los drones y las imágenes satelitales son limitados, solo nos mostrará un conteo de viviendas. Además, hay que saber exactamente qué cantidad de familias viven allí”, dijo el sociólogo Juan Carlos Núñez, director de la Fundación Jubileo, una de las instituciones de la sociedad civil que sigue de cerca este proceso que es vital para la planificación de las políticas públicas del país.
En 2012, se usó, en gran medida la cartografía del censo de 2001, y esa tarea aún está inconclusa. De hecho, en 2013 cuando se conocieron los resultados, siete de los nueve departamentos del país protagonizaron protestas porque el resultado del conteo oficial reportó menos habitantes de los datos iniciales aportados por el INE.
De acuerdo con los reportes del día del censo que entonces publicó EL DEBER, el mayor error se produjo en 2012 por la falta de esas boletas. Los encuestadores se encontraron con más personas que empadronar y no tenían el material suficiente para aplicar la encuesta en aquellos sitios.
Tras el operativo, el INE admitió que en Pando halló “nuevas comunidades rurales” que no se habían contemplado durante el proceso de la actualización cartográfica que se hizo para preparar el censo de hace 10 años. En Santa Cruz, varias decenas de barrios no fueron incorporados en la planificación y no se contabilizaron a sus habitantes. Por efecto de estas falencias, prevén según investigadores, hay una proyección mayor de habitantes en el caso del departamento cruceño. El INE calculó cerca de 3,5 millones de habitantes en el departamento para 2022.
“Se reconoció que en el censo 2012 no se han contado todos los datos que nos pueda mostrar la realidad y lo han dicho las mismas autoridades del INE nacional, por eso queremos llevar adelante un censo que no repita los antecedentes de los anteriores censos”, dijo el director del INE en Santa Cruz, Juan Sabino Quisberth ante una consulta de EL DEBER.
De acuerdo con un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), La Paz recibió un 20% menos de recursos de los previstos entonces; mientras que Cobija, la capital de Pando, aumentó sus ingresos en un 71%. “Cinco de los nueve departamentos recibirán menos recursos y 189 municipios registrarán merma en los recursos de coparticipación”, menciona en un informe de la organización que señala que el pecado original fue el uso de una cartografía desactualizada en el proceso anterior.
Para el economista Horst Grebe, el tema también pasa por las prioridades políticas del Gobierno. Arce declaró al censo “prioridad nacional” el 21 de julio de 2021 y dejó al INE que desarrolle el proceso para llegar al 16 de noviembre de este año. No se pudo.
“El Ejecutivo tiene un montón de problemas y el principal que le está afectando su gestión son las peleas internas por el liderazgo del MAS y, por otra parte, están muy ocupados en la reactivación de la economía. El censo viene a ser una especie de añadido al cual le tienen que prestar atención y en julio de 2021 no se imaginaron lo que iba a pasar con una medida que debería estar acompañado por una voluntad política”, añadió.