En febrero y marzo el lago Titicaca subirá unos 50 cm su nivel de agua y después se contraerá

Fuente: El Deber.

Desde febrero a la fecha, las intensas lluvias incrementaron el caudal de los ríos de las tres cuencas que desembocan en el lago Titicaca, que subió el nivel de sus aguas. Se prevé que este comportamiento se mantenga hasta mediados de abril.

En medio de la situación de emergencia que enfrentan varias regiones del país con las inundaciones, por efecto de las intensas lluvias, el lago Titicaca, que en los últimos años sufrió un descenso alarmante en el nivel de sus aguas, entre febrero y marzo de este año incrementó su nivel en unos 50 centímetros, según estudios del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi).

No obstante, el nivel de agua recuperado es estacional ya que después de que termine la época de lluvias, empezará un período de transición para dar paso a la fase de ausencia de lluvias que se establecerá en los últimos meses del año. En este periodo volverá a descender el nivel de agua en el Titicaca.

El jefe de la Unidad de Estudios e Investigación Hidrológica del Senamhi, el ingeniero Jhon Chura, precisó a EL DEBER que, el incremento del nivel de agua en el Titicaca, se dio sobre todo en los últimos dos meses de 2024.

En febrero se tuvo un ascenso de 24 centímetros y en los 18 días que van de marzo, ese nivel creció 17 centímetros más. Es decir, en los últimos 47 días, el nivel del agua subió a 41 centímetros.

Equipo de medición en el Lago Titicaca, La Paz, que provee información periódica
Equipo de medición en el Lago Titicaca, La Paz, que provee información periódica.

“En las dos primeras semanas de febrero no ha sido tan notorio este incremento, el comportamiento iba entre ascenso y descenso, pero a partir de la segunda quincena de febrero, cuando las precipitaciones han estado más presentes en el altiplano, provocó el nivel de ascensos en los cuerpos de agua. El ascenso más notorio se dio en la tercera semana de febrero con un crecimiento de 13 centímetros de agua. Fue la semana que más ascendió el lago Titicaca”, explicó Chura.

El Titicaca, el lago mayor de los Andes, que es el lago navegable más alto del mundo; está ubicado a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar (msnm), tiene una superficie aproximada de 8.500 kilómetros cuadrados, de los cuales el 56%, conocido como el “lago mayor”, está en territorio peruano y el 44%, denominado “lago menor”, está en Bolivia.

El lago menor del Titicaca, por el lado boliviano es alimentado por tres principales cuencas hidrológicas: la cuenca del caudaloso río Suchez, la cuenca del río Kekajahuira, la cuenca del río Katari, y también está el río Tiwanacu. Mientras que, por el lado peruano, los ríos que alimentan al lago Titicaca son Ilave, Ramis y Coata.

En tanto, según la explicación del Senamhi, el río Desaguadero lleva las aguas del Titicaca al sur del altiplano boliviano y alimenta a dos principales lagos en el departamento de Oruro como es el Poopó y el Uru Uru. Incluso, en época de lluvias, como la actual, el afluente desemboca también en el Salar de Uyuni, en el departamento de Potosí, una de las regiones turísticas más visitadas del continente.

Más lluvias

El Senamhi prevé que los próximos días, continuarán las precipitaciones pluviales en esta región del altiplano, así como en el sector de la Cordillera por lo que también se prevé que en ese periodo, el nivel de agua del Lago Titicaca seguirá en aumento, aunque en menor grado.

En ese marco, tomando en cuenta los estudios de los expertos del Senamhi, en sentido de que este mes, el nivel de agua por semana se incrementa en un promedio de 10 centímetros, se calcula que al menos en febrero y las tres primeras semanas de marzo, el nivel de agua en el “Lago Sagrado de los Andes” subirá unos 50 centímetros.

Ese comportamiento continuará en abril cuando aún se mostrará de forma meridiana el impacto de las lluvias en la región del altiplano que circunda el Titicaca y las tres cuencas que la alimentan.

Posteriormente, desde mediados de abril hasta octubre o noviembre, el nivel de agua del Titicaca empieza a bajar para que desde noviembre o diciembre se repita nuevamente el ciclo de llenado de agua con la llegada de época de lluvias.

Descenso del agua

¿Por qué el Titicaca no mantiene el nivel de agua que recuperó con las lluvias?, consultó EL DEBER a un ingeniero experto en estudios hidrológicos, quien explicó que el incremento o descenso del nivel de aguas en el Titicaca responde al ciclo hidrológico que se origina con las precipitaciones, la correntía o corriente, superficial, media y subterránea. Posteriormente, en ese ese ciclo se alimenta la vegetación y se produce la evapotranspiración por el incremento de la temperatura y la formación de las nubes.

“Pero al haber depredación, y deforestación, son detonantes que afectan el ciclo hidrológico. Por ejemplo, al desviar aguas que deben desembocar en el Lago Titicaca, ese ciclo se ve afectado por la acción antrópica (intervención del ser humano sobre el espacio geográfico), como por ejemplo, la deforestación, la ampliación de las áreas de cultivos, espacios para el ganado, entre otros agentes, pero que afectan al ciclo y no hacen que el cauce de los ríos llegue en su totalidad al lago Titicaca, y lo que ocasiona es, pocas precipitaciones, poca evotranspiración y todos estos son efectos a largo plazo”, explicó el experto que pidió reserva en su nombre.

Las gráficas del Senamhi muestran que las regiones en el altiplano, donde hasta diciembre de 2023, o enero de este año estaban grises y sin vegetación, ahora están verdes por toda la vegetación que volvió a crecer y en al menos tres sectores de esta región el cuerpo de agua del Titicaca se ha extendido, incluso bordeando la carretera principal que va hacia el estrecho de Tiquina.

En toda esa región hay más vegetación y el cuerpo de agua que se ha extendido por las poblaciones de Cumana, Pucarani y por Achacachi. Es decir, en el sureste del lago Titicaca se tiene más notoriedad de los ascensos del lago. Incluso, en algunos puntos del camino carretero hacia Tiquina, la vía está en medio de dos cuerpos de agua del Titicaca, producto del incremento en el nivel de sus aguas.

En contraste, en este mismo escenario se refleja la situación de emergencia de varias poblaciones circundantes al lago Titicaca y que han sufrido inundaciones en sus cultivos y en sus viviendas, todo por el desborde de los ríos que confluyen en el Titicaca.

Por ejemplo, hay desbordes en poblaciones de los municipios de Achacahi y Huarina que están en la parte media y baja, y se encuentran en la cuenca del río Kekajahuira donde están las regiones más afectadas por los desbordes a causa de las constantes precipitaciones en la región.

El Fenómeno de El Niño

Todo este escenario, con lluvias intensas, desborde de ríos e incremento en los cuerpos de agua como el lago Titicaca, no se puede explicar sin mencionar el Fenómeno de El Niño.

El jefe de la Unidad de Meteorología y Climatología del Senamhi, el ingeniero Willy Rocha, explica a EL DEBER que, este fenómeno climático se refiere a que la temperatura superficial del océano Pacífico sufre una anomalía.

En el caso del fenómeno de El Niño, esa temperatura sube por encima del promedio regular. “Cuando tenemos valores positivos por encima de 05 estamos hablando de la condición de El Niño, además que debe tener una prolongación por más de tres meses consecutivos”. En cambio, cuando en la superficie del Pacífico se registra una temperatura por debajo de lo normal, se ingresa en el Fenómeno de la Niña.

Los estudios del Senamhi dan cuenta de que Bolivia, desde junio de 2023, enfrenta el Fenómeno del Niño, mismo que se prolongará hasta abril. “Para el trimestre mayo, junio y julio estaríamos en condiciones de neutralidad, es decir, en un promedio regular de la temperatura en la superficie del océano Pacífico”.

Entre julio, agosto y septiembre se prevé ingresar al Fenómeno de la Niña que se caracteriza por el descenso de las temperaturas en la superficie del Pacífico por debajo de su promedio regular y ausencia de lluvias en la región.

Desborde del río en la población de Chonchocoro en La Paz.
Desborde del río en la población de Chonchocoro en La Paz.

LAS INTENSAS LLUVIAS INUNDARON EL ALTIPLANO DESDE CHONCHOCORO HASTA ACHACACHI Y HUA RINA

Desde febrero a la fecha, decenas de comunidades de municipios de las provincias Ingavi, Murillo y Omasuyos, entre otras del departamento de La Paz, son afectadas por el desborde de los ríos de la cuenca del Kekajahuira.

Los campesinos del municipio de Achacachi alertaron que en la región donde existen 300 comunidades, unas 80 poblaciones fueron afectadas por el desborde de los ríos Quita calzón, Ventilla y Kekajahuaira que confluyen hacia el Titicaca.

Las pérdidas en la región van desde los sembradíos de papa, avena, habas, ocas y alfalfa para el ganado. Todos los cultivos están bajo el agua.

A pesar de que el Municipio de Achacachi ya se declaró en estado de emergencia, las poblaciones no reciben atención ni ayuda. La Alcaldía no manda maquinaria pesada porque los caminos están inundados y saturados de agua por la lluvia y existe el riesgo de que las palas mecánicas se queden atrapadas en el lodo.

La situación en el municipio de Viacha, específicamente en la población de Chonchocoro en la zona Cabaña, que también fue inundada por el desborde de los ríos.

Los pobladores del lugar piden a todas las instancias de gobierno central departamental y municipal que atiendan esa situación de emergencia y les doten de forraje para su ganado.

En tanto, en la zona sur de la ciudad de La Paz también hay una situación de emergencia por la crecida de los ríos de la cuenca La Paz, por lo que el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) declaró alerta roja por el desborde de los ríos Choqueyapu, Orkojahuira, Irpavi, Achumani, Achocalla y La Paz.

ANÁLISIS

Entramos en una época de desequilibrio
Cecilia Requena, ambientalista y senadora de CC

Estamos iniciando un tiempo en que son previsibles crecientes, frecuentes y agudos eventos climáticos extremos y eso tiene impactos directos en la población. Por ejemplo, la sequía del año pasado ya tuvo impactos directos, y ahora de esa sequía estamos pasando a las inundaciones, pero no se trata de que antes no habían sequías ni inundaciones, si no el punto es que ahora, éstas van a ser más frecuentes y más agudas.

En suma, hemos entrado en un periodo caracterizado por el desequilibrio. Antes, los eventos extremos venían cada 100 años o uno por generación, pero no eran la norma. Ahora van a tener una ocurrencia más común. Por ejemplo, por las sequías hay ecosistemas que ya no se recuperan. Lo mismo pasa con las inundaciones.

En ambos casos, las pérdidas socioeconómicas son enormes. Y todavía no sabemos estimar plenamente los efectos porque es una situación inédita y un tanto desconocida.

No es que el cambio climático sea reciente, pero sus impactos están surgiendo más claramente ahora. Los dos fenómenos del cambio climático, del Niño y de la Niña, se están combinando de manera novedosa y por eso hay dificultad en predecir lo que va a pasar.

Si a esto se añade la deforestación que desequilibra el ciclo hídrico, por ejemplo, puede que en algunas regiones llueva mucho o nada.

Lo que sí queda claro es que el clima del planeta está cambiando hacia el desequilibrio, hacia los cambios y las cosas que no podemos controlar ni predecir.

Hay muchos científicos alarmados que entienden que estamos entrando en una época de gran desequilibrio y que pone en cuestión la propia civilización. No es que vayamos a desaparecer, pero el sufrimiento va a ser enorme porque ya no se podrá hacer lo que antes se hacía.