FUENTE: EL DEBER.
Los goles suizos fueron anotados por Xherdan Shaqiri (19’), Breel Embolo (44’) y Remo Freuler (47’), mientras que los serbios descontaron por medio de Aleksandar Mitrović (26’) y Dusan Vlahovic (34’). En la siguiente fase se enfrentará al seleccionado de Cristiano Ronaldo.
En un partido de alta tensión por sus connotaciones políticas, Suiza venció el viernes 3-2 a Serbia y clasificó a sus terceros octavos de final seguidos en un Mundial, en los que enfrentará a Portugal.
Suiza, a la que podía valerle también un empate para avanzar, concluyó en el segundo lugar del Grupo G con 6 puntos, los mismos que Brasil, líder por diferencia de goles y que en el juego simultáneo perdió 1-0 con Camerún (4).
A Serbia, que terminó última con 1 punto, solo le valía un triunfo y durante nueve minutos tuvo una ventaja de 1-2 en el estadio 974 de Doha (41.378 espectadores) que le daba billete provisional a sus primeros octavos mundialistas.
Los goles suizos fueron obra de Xherdan Shaqiri, en el minuto 19, Breel Embolo (44) y Remo Freuler (48) mientras del lado serbio marcaron Aleksandar Mitrovic (26) y Dusan Vlahovic (35).
Shaqiri, nacido en Kosovo, celebró el primer gol con rabia llevándose el dedo a la boca pidiendo silencio a la grada serbia y mostrándole varias veces su nombre señalándose su camiseta.
A diferencia del controvertido precedente de Rusia-2018, el actual jugador del Chicago Fire no realizó esta vez el símbolo del «águila bicéfala» para representar la bandera albanesa, un gesto que le costó una sanción económica de la FIFA.
El origen kosovar de varias figuras de Suiza hacía temer una repetición de ese polémico triunfo de 2018 de la ‘Nati’ por 2-1 también en la primera fase.
Los goles fueron obra entonces de Shaqiri y de Granit Xhaka, también de raíces en Kosovo, la antigua provincia serbia que declaró su independencia en 2008 sin ser reconocida por Belgrado y donde una parte de la población se identifica con el nacionalismo albanés.
La atención en Qatar se volvió a posar en el duelo del viernes cuando el equipo serbio desplegó la semana pasada en su vestuario una bandera de su país que lucía el mapa de Kosovo y la inscripción «No hay rendición».
– Gestos en celebraciones –
Serbia, el equipo más urgido a atacar, alineó de entrada a Dusan Vlahovic, el flamante goleador de la Juventus, que no había sido titular hasta ahora en Catar por una pubalgia.
El equipo que dirige Dragan Stojkovic tuvo la primera gran ocasión en los pies de Andrija Zivkovic, que descargó un zurdazo al palo en el minuto 11, pero solo nueve después fue Suiza la que se adelantó en el marcador.
Un centro desde la izquierda del carrilero Ricardo Rodríguez fue despejado por el serbio Strahinja Pavlovic a los pies de Djibril Sow, que lo abrió a la derecha para que Shaqiri remachara con un zurdazo.
El menudo y musculoso extremo lo celebró con los gestos hacia los aficionados serbios.
El equipo balcánico respondió de inmediato con dos dianas de museo de sus reputados delanteros.
Primero fue Mitrovic quien aprovechó un centro desde el carril izquierdo para marcar con un cabezazo académico y luego Vlahovic recibió un delicioso pase al espacio de Tadic y anotó con un espectacular remate cruzado.
El ariete de la Juventus, de 22 años, también se llevó en su festejo un dedo a la boca mirando a la grada.
El triunfo parcial de Serbia, unido al empate parcial de Camerún y Brasil, les ponía provisionalmente en los octavos de final.
La alegría duró poco y Suiza puso el 2-2 a un minuto del descanso con un pase de la muerte de Silvan Widmer a Embolo.
A la vuelta del vestuario, Suiza aseguró rápidamente la clasificación en una fabulosa combinación en la que Vargas habilitó con un taconazo en el área a Freuler para que marcara el 3-2 con un trallazo.
El gol fue un jarro de agua fría para la escuadra serbia. Vlahovic tomó el camino del vestuario y también lo hizo Shaqiri, despedido con una sinfonía de pitidos en el estadio.
La tensión reapareció cuando Serbia reclamó con fuerza un penalti no señalado de Schär a Mitrovic y Xhaka hizo gestos al banquillo rival.
Futbolistas de ambos equipos se encararon pero el árbitro argentino Fernando Rapallini logró enfriar los ánimos.
En el descuento se produjo otra larga tangana entre ambos equipos antes que llegara el pitido final y la celebración en el césped de todo el equipo suizo, al que ahora le espera la Portugal de Cristiano Ronaldo.