FUENTE: DW.
Aunque el Gobierno acaba de prohibir los componentes fabricados por Huawei y ZTE en puntos centrales de las redes 5G de Alemania, algunas empresas alemanas buscan trabajar con empresas chinas en otras áreas críticas.
El 11 de julio, el Ministerio del Interior alemán (BMI) anunció que, a finales de 2026, los componentes fabricados por las empresas tecnológicas chinas Huawei y ZTE «ya no deberán utilizarse» en la construcción de las redes móviles 5G de próxima generación del país. Los componentes ya existentes «deben ser reemplazados antes de finales de 2029».
El Gobierno alemán considera las redes 5G como «infraestructura crítica», porque son cruciales para el sector energético, el transporte, la atención médica y los servicios financieros.
La prohibición llega cuando las empresas tecnológicas chinas son cada vez más sospechosas por sus vínculos supuestamente demasiado estrechos con el Gobierno de China. Especialmente el impulso de Pekín para convertir a firmas como Huawei y ZTE en líderes mundiales en sectores de alta tecnología hace que los gobiernos occidentales sean cautelosos con la influencia que les permiten tener en sus infraestructuras nacionales.
El mercado de la energía eólica, un nuevo campo de batalla
Entretanto, otra colaboración entre Alemania y China causa revuelo. Luxcara, un administrador de activos independiente con sede en Hamburgo, anunció que contrató a la empresa china Ming Yang para construir las turbinas para un proyecto eólico frente a la costa alemana.
El suministro de energía también se considera una infraestructura crítica en Alemania, que se esfuerza por generar el 80 % de su electricidad a partir de fuentes renovables para 2035.
Se espera que la energía eólica sea una parte importante del suministro eléctrico alemán. Los datos oficiales muestran que, en los primeros tres meses de este año, el 38,5 % de toda la electricidad producida en Alemania provino de energía eólica. Ninguna otra fuente de energía renovable ha crecido tan significativamente.
Lars Haugwitz, consultor sénior de Luxcara, afirma que la empresa «eligió las turbinas más potentes» para su proyecto de parque eólico Waterkant. «Ming Yang fue la única empresa que pudo cumplir el plazo de entrega hasta 2028 con una unidad de 18,5 megavatios», explica a DW, añadiendo que la decisión se basó en una revisión exhaustiva de todas las ofertas recibidas durante la licitación internacional.
Con ayuda de Pekín
Hasta la fecha, la empresa danesa Vestas y el fabricante germano-español Siemens Gamesa han dominado la energía eólica marina en Europa. Sin embargo, otros operadores alemanes de parques eólicos ahora también consideran a empresas chinas como proveedores. Según el periódico económico alemán Handelsblatt, el gigante energético RWE se encuentra entre ellos. Los motivos: la limitada oferta y la alta demanda de turbinas eólicas en Europa.
La empresa eléctrica con sede en Alemania aseguró en un comunicado que, hasta el momento, no tiene proveedores chinos en su cartera eólica y planea seguir trabajando con proveedores europeos establecidos. Pero un portavoz de la empresa explicó a DW que la industria de la energía eólica marina (offshore) necesita entender «qué productos pueden ofrecer los proveedores asiáticos y si cumplen los requisitos en términos de tecnología, calidad, seguridad y rentabilidad».
Las razones por las que las empresas asiáticas suelen ser líderes en nuevas tecnologías son «principalmente económicas», explica a DW Michael Tenten, director general de Pure ISM, una empresa centrada en la seguridad de los datos en el sector de las energías renovables. La principal: «una disponibilidad más rápida del equipamiento».
Sin embargo, el Instituto para la Economía Mundial (IfW) de Kiel, en Alemania, descubrió que, en 2022, más del 99 % de las empresas chinas que cotizan en bolsa también recibieron subsidios estatales directos y disfrutaron de un acceso más fácil a materias primas críticas, transferencia forzada de tecnología en empresas conjuntas y asistencia en procesos de contratación pública.
«Aunque las industrias europeas a menudo no pueden competir con los precios chinos, sin la tecnología subsidiada de China, los productos necesarios para la transformación verde de Alemania serían más caros y más escasos», afirmó al Handelsblatt el director de investigación del IfW, Dirk Dohse.
La fuga de datos, ¿un riesgo para la seguridad?
Michael Tenten, de Pure ISM, ve otro motivo de desconfianza hacia los proveedores chinos: la seguridad de los datos.
«Los fabricantes suelen disponer de sus propios centros para controlar los parques eólicos que construyen. Mientras estos centros de control no estén situados en Alemania, siempre existe el riesgo de que se produzcan influencias no deseadas desde el extranjero en las operaciones»,afirma. Y añade que no conoce de ningún fabricante chino que tenga la intención de establecer su centro de control en Alemania.
Para Lars Haugwitz, de Luxcara, este riesgo es bastante teórico, ya que «no habrá ningún enlace de datos directo» entre el parque eólico marino alemán y el fabricante chino de turbinas: «El control, la operación y el mantenimiento de las turbinas se realizarán íntegramente en Alemania».