FUENTE: EL DEBER.
En una de las visitas a comunidades, como parte del Fospa 2024, los visitantes agradecieron a los guardianes de las áreas protegidas por su labor y sacrificios en pro de la conservación
Un momento emotivo se vivió en Real Beni, comunidad ubicada dentro de la Reserva de Biósfera y TCO Pilón Lajas, a orillas del río Beni.
Hasta ese lugar llegó una de las 17 comisiones del Foro Social Panamazónico (Fospa Bolivia 2024), realizado en los municipios de San Buenaventura y Rurrenabaque, evento que congregó a 1.500 personas de los nueve países que conforman la Cuenca Amazónica.
En Real Beni, antes de que los lugareños expongan, varios de los visitantes aprovecharon la presencia de los guardaparques de las áreas protegidas Manuripi, Pilón Lajas y Madidi, para agradecerles por su labor en favor de la conservación.
«Sé que no son de los mejores pagados, o tratados, peor con lo que pasó a Marcos Uzquiano y Raúl Santa Cruz, simplemente por impedir que ingresen mineros al parque Madidi«, les dijo Vladimir Ledezma, de la Agencia de Noticias Ambientales (ANA), por el juicio instaurado por el minero Ramiro Cuevas, y ante el que tuvieron que defenderse con un abogado ad honorem.
Ledezma cuestionó que en el cumplimiento del deber, lamentablemente se susciten situaciones que «ciertas personas conocen y permiten», dijo.
Otra intervención provino de Carol Ballesteros, de la Fundación Armonía, que trabaja con aves como las parabas barba azul y frente roja. Ella valoró el compromiso que tienen los guardaparques con la vida.
«Es muy loable porque cualquiera se vendería ante los intereses y capitales tan fuertes que hay en los negocios extractivistas«, aseveró.
El aplauso al trabajo de los guardianes de las áreas protegidas sobre todo apuntó a que hoy es más duro por las condiciones laborales precarias, lo que dificulta más las tareas.
«Ojalá, en lugar de que los militares tuvieran la jubilación completa, los guardaparques pudieran acceder a mejores condiciones laborales, como un salario y una jubilación dignos«, los aplaudió.
Sin embargo, recalcó que así como es necesario luchar por lo que queda de vida y naturaleza, también hay que pelear para que los guardaparques tengan mejores condiciones laborales, más dignas, «y que sean realmente remunerados por el arduo trabajo que realizan, muchas veces, sin material, sin apoyo, sin equipo, y aun así continúan. Esto es una lección de vida, y es ejemplar a todo nivel«, dijo Ballesteros.
Aunque con algo de timidez, los guardaparques respondieron a los elogios y agradecieron por visitar la comunidad, y conocer de primera mano cómo es la vivencia en esa parte de Bolivia, que está dentro de Pilón Lajas, y que además marca el inicio del Parque Nacional Madidi.
Uno de los que intervino fue Sixto Tito, del Madidi. Sobre los sacrificios, admitió que en el caso de esa área protegida, incluso durante un año no se ve con los colegas del bloque Apolo, por la extensión del territorio.
«El Madidi es muy extenso, somos 26 guardaparques, insuficientes para conservar semejante extensión, casi dos millones de hectáreas. Y parece que en todas las áreas protegidas somos insuficientes para cuidar estos pulmones del mundo», dijo.
También agregó que si no existieran esas zonas verdes no habría el ciclo del agua, ni el oxigeno puro.
Puso como ejemplo de la relevancia de estos lugares lo ocurrido el año pasado, cuando por tres o cuatro meses no había lluvia y los bosques empezaron a secarse, al extremo de que la chispa de un cigarrillo podía iniciar un incendio forestal.
«Por eso empezó el fuego, tanto en el Pilón Lajas como en Madidi», recordó.
Roberto Pérez, de la Reserva Manuripi, dijo que muchas personas no entienden el trabajo de los guardaparques, alejados de la familia, corriendo peligro y a veces haciendo el trabajo de los militares, que es cuidar las fronteras.
«Y así hay peligro de que nos pase algo, como no regresar, o algo peor. Sin embargo, seguimos, a pesar del apoyo insuficiente en el tema logístico. Estamos ahí porque amamos el trabajo de preservar y conservar«, finalizó Tito.
Carol Ballesteros dirigiéndose a los ‘guardas’
Real Beni
El año pasado, Real Beni fue una de las comunidades más afectadas por los incendios forestales que se desarrollaron en zonas atípicas, como Rurrenabaque (Beni) y San Buenaventura (La Paz), en la Amazonía boliviana.
En noviembre de 2023, cuando se supone que debía ser ya la época de lluvias, la Gobernación de Beni declaró desastre departamental por fuego y sequía.
Los pobladores de Real Beni tuvieron que defender sus casas como pudieron, pero sus cultivos se vieron afectados.
En esa época, lo que era un temor se volvió pánico, cuando las llamas entraron al Parque Nacional Madidi, una de las reservas protegidas más biodiversas del mundo y uno de los destinos turísticos más importantes del país.