BBC.
Para los habitantes de Kyiv ha sido como regresar de forma repentina a un pasado aterrador.
Este lunes, la capital de Ucrania sufrió los primeros ataques con misiles rusos después de meses de aparente normalidad.
«Los cohetes impactaron en el centro de Kyiv durante la hora punta cuando la gente se dirigía al trabajo. Uno golpeó no solo el parque Shevchenko, sino su área de juegos, donde mis hijos solían jugar y colgarse de las barras de los monos», escribió desde esa ciudad el reportero de la BBC Abdujalil Abdurasulov.
«La sensación de ansiedad está de vuelta en Kyiv. La gente ya no ignora las sirenas de ataque aéreo, sino que va a los sótanos, como hacían en febrero y marzo [al inicio de la invasión rusa]», agregó.
También se reportaron ataques en la céntrica calle Volodymyrska, donde en épocas normales hay puestos de venta de souvernirs y artesanías, así como en el parque Taras Shevchenko, frente al cual se encuentra un edificio universitario, en el que hay varios cafés y un parque de juegos.
De acuerdo con los servicios de emergencia de Ucrania, la ofensiva causó más de una treintena de incendios en Kyiv.
En total, más de una decena de ciudades ucranianas fueron golpeadas durante el bombardeo que afectó infraestructura crítica de 12 regiones distintas y llevó a interrupciones en el servicio eléctrico en 15 regiones del país, incluyendo Lviv, Kyiv y Zaporiyia.
La arremetida dejó al menos 14 muertos y 97 heridos.
Una retaliación
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo que la amplia ofensiva era una retaliación por una explosión ocurrida en el puente que une Crimea (una península ucraniana que Mosú se anexó unilateralmente en 2014) con el territorio ruso.
El mandatario culpó al gobierno de Ucrania por lo que calificó como un «ataque terrorista» contra esa infraestructura, que es considerada una ruta clave para que Moscú pueda mantener abastecidas y apertrechadas a las tropas que tiene combatiendo en Ucrania.
Evgeny Popov, diputado del oficialista partido Rusia Unida, rechazó las informaciones de que Moscú esté atacando infraestructura civil en Ucrania.
«Nuestros militares no están atacando, no están bombardeando ciudades ni infraestructura civil. Todos nuestros misiles están apuntados hacia infraestructura energética, centros de comunicación y cuarteles militares», dijo Popov al programa World at One de la emisora BBC 4.
Pese a ello, un análisis publicado por The New York Times considera poco probable que la ofensiva tenga algún impacto en la capacidad militar de Ucrania dado que los ataques parecían apuntar mayormente hacia barrios residenciales e infraestructura civil.
«Si bien el Ministerio de Defensa de Rusia y el presidente Vladimir V. Putin describieron los ataques como golpes con misiles de alta precisión destinados a paralizar la capacidad de Ucrania para luchar en la guerra, fue difícil ver cómo algunos de los objetivos encajan en esa descripción. Si bien las centrales eléctricas y la infraestructura de comunicaciones fueron atacadas el lunes, también lo fueron un parque infantil y un popular puente peatonal en el centro de Kyiv», escribió el diario estadounidense.
Popov, por su parte, asegura que los daños sufridos por infraestructuras civiles -incluyendo el parque infantil en Kyiv-, habían sido causados por los sistemas antimisiles de Ucrania.
¿Pero qué hay detrás de esta renovada ofensiva de Putin?
Entre el castigo y el efecto intimidatorio
A la hora de explicar esta arremetida rusa, los expertos apuntan a una variedad de factores que van desde la necesidad de Moscú de castigar a Ucrania por los daños causados al puente de Crimea hasta la búsqueda de lograr un efecto intimidatorio sobre los aliados occidentales de Kyiv.
También hablan de la adopción de una nueva estrategia militar más brutal para revertir los avances logrados por las fuerzas ucranianas en las últimas semanas.
«Estos ataques en todo el país son una escalada estratégica, cuyo objetivo principal es castigar a Ucrania por lo que Putin llama ‘un ataque terrorista’ [sobre el puente de Crimea]», afirma Frank Gardner, corresponsal de seguridad de la BBC.
Ese puente tiene una importancia clave que va más allá de su utilidad como vía de aprovisionamiento de las tropas rusas en Crimea.
«El ataque sobre ese puente fue un golpe para el presidente Putin, pues ese puente es en gran medida un símbolo de su anexión de la península de Crimea», señaló Steve Rosenberg, editor de Rusia de la BBC.
Shashank Joshi, editor de Defensa de The Economist, considera que esta arremetida probablemente busca lesionar la moral de la población ucraniana y, al mismo tiempo, ejercer presión sobre los recursos de los que disponen los militares de ese país.
En conversación con la BBC, Joshi señaló que al dañar infraestructura crítica, Moscú envía un mensaje sobre sus planes de mantener de rodillas la economía ucraniana, independientemente de los triunfos que Ucrania esté cosechando en el campo de batalla.
«Sospecho que también un objetivo secundario es [obligar a] redirigir los recursos militares de Ucrania hacia el frente interno. Si miras a las interrupciones [en los servicios] de transporte, infraestructura, energía… esto va a hacer un poco más difícil [hacer la guerra]», apuntó.
La escalada ordenada por Putin también está siendo interpretada como una respuesta a los avances que han logrado las fuerzas ucranianas en las últimas semanas, las cuales están mejor equipadas y más motivadas que las rusas, pero también -como destaca Frank Gardner- «son muy dependientes de las armas de los aliados y Putin quiere asustar a Occidente para que detenga esos envíos».
Sir Richard Barrons, general retirado del Ejército británico, afirma que ataques como los que se produjeron este lunes «tienen un efecto mucho más psicológico que práctico».
El experto indicó a la BBC que Putin intenta dejar claro a sus seguidores y oponentes en Rusia que él todavía puede ganar esta guerra.
Los señalamientos de Barrons coinciden con los de otros analistas que ven como una de las motivaciones de la escalada la necesidad de Putin de calmar las críticas al interior de Rusia procedentes de quienes creen que Moscú está tardando demasiado (e incluso retrocediendo) en la persecución de sus objetivos.
«Las personas de línea dura en Moscú ha estado clamando por un enfoque más duro para lograr su objetivo de subyugar a Ucrania», apunta Gardner.
El ascenso de Surovikin
Los expertos también han destacado el hecho de que esta escalada ocurre apenas unos días después del nombramiento como nuevo comandante al frente de la guerra rusa contra Ucrania del general Sergei Surovikin, un veterano de las guerras de Afganistán, Chechenia y Siria.
«El general Surovikin trae consigo una reputación de crueldad y brutalidad. Como comandante de la unidad aeroespacial de Rusia, fue responsable de la destrucción desde el aire de gran parte de la ciudad siria de Alepo», apunta Gardner.
Peter Zeihan, un consultor y experto estadounidense en geopolítica, afirma que tanto los objetivos como el momento escogido para esta ofensiva parecen estar revelando dos cosas: «O bien que los rusos se están quedando sin municiones de precisión y estaban haciendo poco más que arrojar municiones en la dirección general de centros poblados, o que el objetivo expreso era matar al máximo número de civiles», escribió el experto en una newsletter que distribuye por suscripción.
«Ambos podrían ser ciertos. Ambos son claramente crímenes de guerra», agrega.
Zeihan afirma que desde el inicio de la guerra, cuando el liderazgo ruso cayó en cuenta de que simplememte no iban a tener una victoria arrolladora en Ucrania, las población civil de ese país se convirtió en un problema urgente.
«La solución fue apuntar a la infraestructura civil para hacer, en general, la tierra inhabitable. El objetivo era convencer a la mayor cantidad posible de población para que huyera. Los refugiados se van y no pelean«, apunta.
El experto asegura que, desde entonces, hasta ahora las tropas rusas abusaron, robaron, violaron y mataron a civiles ucranianos.
«Pero el hilo común de todo esto es que los crímenes de guerra han sido… casuales. Incluso incidentales. Si bien el Kremlin claramente no ha tenido ningún problema con nada de eso, no está claro si el Kremlin realmente ordenó el mal comportamiento», señala.
Moscú niega haber cometido crímenes de guerra en Ucrania.
Para Zeihan, la «crueldad rusa» en la guerra de Ucrania hasta este momento se ha sentido como un procedimiento operativo estándar, en lugar de un esfuerzo estatal consciente para infligir sufrimiento humano.
«Eso ahora parece estar cambiando. El ascenso de Surovikin a comandante de teatro [de guerra] significa que Putin ha decidido que los crímenes de guerra ya no deben ser casuales, sino deliberados«, advierte.