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La alteración del microbioma intestinal afecta a numerosas funciones del organismo, especialmente al sistema inmunológico. Diversos expertos señalaron cómo, además, se relaciona con enfermedades psicológicas
En el organismo de todo ser humano se estima que hay unas 40 billones de bacterias, la mayoría de las cuales se encuentran en el intestino. En conjunto, se lo conoce como microbioma intestinal y son fundamentales para la salud en general.
Un microbioma diverso se considera saludable. Esto se debe a que cuantas más especies de bacterias se encuentren en el intestino, más beneficios para la salud pueden aportar.
Sheena Cruickshank, profesora de la división de infecciones, inmunidad y medicina respiratoria de la Universidad de Manchester en el Reino Unido explicó que los organismos que se encuentran en el intestino “ofrecen protección, pueden ayudar a curar heridas, eliminar patógenos dañinos y ayudar a que ciertos medicamentos funcionen mejor”. De esta forma, el “cuidado del microbioma puede ayudar con muchas afecciones, incluidas las alergias, el asma y las enfermedades autoinmunes”, aseveró. “Lo que realmente queremos decir con un buen microbioma es un microbioma diverso. Muchas enfermedades tienden a estar asociadas con la falta de variedad”, reveló la experta.
«No sabemos si tratamos de cambiar nuestro rasgo de personalidad, podríamos ver un cambio en el microbioma intestinal; o si tratamos de cambiar nuestro microbioma intestinal, también podríamos cambiar nuestro rasgo de personalidad”
Por su parte, la nutricionista Nicole Lindel aportó un dato que abre el espectro de posibles enfermedades que un microbioma desequilibrado puede provocar, que son los trastornos de salud mental.
“En palabras de Hipócrates, ‘toda enfermedad comienza en el intestino’. Los trastornos de salud mental no son una excepción”, afirmó, y agregó: “Actualmente se están realizando investigaciones para ver si los trastornos gastrointestinales pueden ser la causa o el producto de la ansiedad, el estrés o la depresión. Eso es porque el cerebro y el intestino están íntimamente conectados”. Tanto es así que “más del 90% de nuestra serotonina se produce en el intestino”, señaló. La serotonina es una sustancia química que el cuerpo produce de forma natural. Es necesaria para que las células nerviosas y el cerebro funcionen, según define Mayo Clinic en su página web.
Una dieta variada ayudará a la salud intestinal
Lindel explicó que “con más investigaciones sobre el microbioma intestinal, estamos aprendiendo más y más sobre el eje intestino-cerebro que es la interacción física y química entre el intestino y el cerebro”, puntualizó.
En línea con esto, investigadores de la Universidad de Clarkson en Potsdam, Nueva York, descubrieron que el microbioma intestinal pueden influir en los niveles de energía, la fatiga y la personalidad cotidiana de una persona. El equipo encontró que ciertas bacterias distintas estaban fuertemente asociadas con uno de los cuatro rasgos de personalidad definidos que una persona podría tener.
La nutricionista Nicole Lindel aportó un dato que abre el espectro de posibles enfermedades que un microbioma desequilibrado puede provocar, que son los trastornos de salud mental
“Estos nuevos hallazgos respaldan mi trabajo anterior en el que informamos que la sensación de energía está asociada con los procesos metabólicos, mientras que la sensación de fatiga está asociada con los procesos inflamatorios”, aseguró el doctor Ali Boolani, investigador principal y profesor de fisioterapia en Clarkson. Y añadió: “Dado que todavía estamos aprendiendo sobre el microbioma intestinal, no sabemos si tratamos de cambiar nuestro rasgo de personalidad, podríamos ver un cambio en el microbioma intestinal; o si tratamos de cambiar nuestro microbioma intestinal, también podríamos cambiar nuestro rasgo de personalidad”.
Por su parte, Lindel agregó que “muchos pacientes con síndrome de intestino irritable (SII) también tienen ansiedad y depresión. Si bien es importante explorar los desencadenantes dietéticos, también es importante buscar asesoramiento sobre salud mental, ya que el papel del estrés y las emociones puede ser un factor a considerar”.
Lindel agregó que “muchos pacientes con síndrome de intestino irritable (SII) también tienen ansiedad y depresión (Getty)
Pero en este punto algunas personas corren peligro de caer en un círculo vicioso “en el que el estrés y la ansiedad pueden exacerbar los síntomas y viceversa”, ya que muchos pacientes “ya tienen ansiedad en torno de la comida y lo que esa comida puede hacerle a sus síntomas gastrointestinales”.
Es por eso, según varios estudios, continuó, encontraron que “los enfoques psicológicos, como la terapia cognitiva, dieron como resultado una mayor mejoría en los síntomas gastrointestinales”.
La nutricionista describió tres formas de mejorar la salud intestinal.
“Los enfoques psicológicos, como la terapia cognitiva, dieron como resultado una mayor mejoría en los síntomas gastrointestinales» (Andina)
1- Dieta variada: Incorporar diferentes alimentos para diversificar el microbioma intestinal
2- Alimentos integrales: Aumentar o incorporar a la dieta esta clase de alimentos, como por ejemplo más frutas, verduras, frijoles (porotos), legumbres y granos integrales.
3- Salud mental: Las personas con SII y/o una enfermedad psicológica subyacente, de buscar apoyo profesional y, además, trabajar con un nutricionista para determinar los desencadenantes alimentarios específicos. También es conveniente acudir a un especialista que pueda trabajar en el eje intestino-cerebro.
Si bien un vínculo entre la salud intestinal y la personalidad puede parecer extraño a primera vista, no es un concepto completamente nuevo. Los procesos internos del cuerpo de una persona pueden fatigarla o llenarla de energía. Los niveles de energía y fatiga pueden afectar la forma en que una persona reacciona a los estímulos del exterior, lo que puede formar la base de una personalidad.
Los niveles de energía y fatiga pueden afectar la forma en que una persona reacciona a los estímulos del exterior, lo que puede formar la base de una personalidad
En 2016, investigadores de la Universidad Johns Hopkins descubrieron que los tratamientos con antibióticos podrían alterar el microbioma intestinal de una persona y, como resultado, dañar a las personas que padecen trastornos psiquiátricos.
“Se necesita más investigación, pero la nuestra sugiere que si podemos prevenir infecciones y minimizar el tratamiento con antibióticos en personas con enfermedades mentales, entonces podríamos prevenir la aparición de episodios maníacos”, aseguró el doctor Robert Yolken, experto en neurovirología en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.