BBC.
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«Esta erupción podría afectar el clima (…) más bien a través del calentamiento de la superficie debido al forzamiento radiativo del exceso de agua estratosférico», indica la investigación.
El estudio explica que esto es un efecto anómalo, dado que generalmente lo que sucede con las grandes erupciones volcánicas es que se enfría el clima del planeta, dado que las nubes de cenizas tapan el sol.
Es lo que se denomina «invierno volcánico» y un ejemplo de ello ocurrió después de la erupción del Monte Tambora en 1815, que desencadenó «el año sin verano» en 1816.
Una cantidad masiva de agua
El estudio señala que la cantidad de azufre y otras sustancias que lanzó el Hunga Tonga-Hunga Ha’apai fueron poco relevantes comparadas con la cantidad de agua.
Los científicos creen que la actividad volcánica lanzó 146 teragramos de agua a la estratosfera, que se encuentra entre 12 y 53 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Para que se tenga una idea, un teragramo equivale a un billón de gramos, lo que implica que la cantidad de vapor de agua expulsado podría llenar 58.000 piscinas olímpicas.
Esto, según la investigación, equivale al 10% del agua ya presente en la estratosfera.
«Esto no es sorprendente ya que la caldera Hunga Tonga-Hunga Ha’apai estaba situada a 150 m bajo el nivel del mar. La explosión masiva inyectó vapor de agua a altitudes de hasta 53 km», indica el estudio.
Los registros sugieren que esta es la mayor cantidad de agua que se ha inyectado a la estratosfera, «por un volcán o de otra manera», desde que comenzó la «era de los satélites».
Y es que la detección se realizó a través de un instrumento llamado Microwave Limb Sounder que se encuentra en el satélite Aura de la NASA.
Este satélite mide vapor de agua, ozono y otros gases atmosféricos.
«Nunca habíamos visto algo así. Tuvimos que inspeccionar cuidadosamente todas las medidas para asegurarnos de que fueran confiables», contó sobre los resultados en un comunicado el autor del estudio, Luis Millán, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
Calentamiento
El estudio prevé que ese aumento de la cantidad de vapor de agua podría, potencialmente, calentar la superficie de la Tierra, dado que una de sus funciones es atrapar el calor del Sol.
Los investigadores consideran que el exceso de vapor de agua podría permanecer en la estratosfera durante varios años y que también podría dar lugar a reacciones químicas que debiliten la capa de ozono protectora de la Tierra.
No obstante, señalan que estos efecto serán en menor escala y temporales y se disiparán a medida que disminuya el vapor adicional, por lo que no creen que sea suficiente para exacerbar el cambio climático por la acción humana que ya sufre el planeta.